lunes, 17 de diciembre de 2012

COGIDA DE SU MANO

Pensaba, que cogida de su mano, cualquier lugar, sería el lugar perfecto.
Pero no allí, no sentada delante de una bata blanca y una cara con gafas.
No escuchando la respuesta a una pregunta, que yo, ni siquiera había querido formular.
El "SI", atravesó mi cuerpo como una flecha, que esperaba, después de algún tiempo, podérmela arrancar.

Apretó mi mano con más fuerza, yo, por inercia, aparté el flequillo de mi cara.
Abrí los ojos al notar el pañuelo que cubría mi cabeza.
Vi la vía puesta en mi brazo, antes de levantar la mirada y encontrarme con la dulzura que transmitían sus ojos.
Aquello me devolvió al presente...

Durante un milisegundo, tuve la osadía de compadecerme de mi misma, de preguntarme "Porque a mi?".
Pero antes de permitirle a mis lágrimas hacer el más mínimo asomo, atrapé su sonrisa y la copié en mi rostro.
Volví a cerrar los ojos...

Mi noria, la que gira, la que representa nuestra vida, se hallaba en el punto mas alto de su recorrido.
Colgada de una cesta a 100m del suelo, fuertes ráfagas de viento, movían mi pequeño compartimento.
Yo me aferraba a mi asiento, intentando no resbalar, no caer al abismo,
intentando completar la rueda, acabar el viaje, poco a poco, frenando lentamente y cogida a una mano que me ayuda a apearme.

Lo cotidiano de la vida, dejó de ser tan cotidiano.
Ya no miraba, ahora observaba.
Ya no oía, ahora escuchaba.
Lo más importante en la vida, era la propia vida.
Ya no deseaba cumplir sueños, deseaba cumplir años.
Deseaba ver sus canas, que él viera mis arrugas.
Ver el fuego convertido en brasas.
La pasión en dulzura.
El "NO" en quizás.
Lo imposible en... Posiblemente.