
Enanitos de piedra adornaban su jardín, pero, por más que
les hablara, jamás le respondían.
La más frustrante era ella, siempre allí sentada, con la
mirada perdida.
Quería que su sonrisa no estuviera pintada, que sus besos
fueran cálidos, escuchar su respiración cuando la tumbaba con él en la cama,
que sus dedos se movieran, que el reverso de su palma, acariciara sus mejillas.
Ansiaba que le tocara, deseando convertir en verdad, aquella
cruel mentira.
Este podía ser el estado de muchas mujeres k s encuentran así, como maniquies k n tienen vida y son ignorados, pienso eh?? y quieren hablar pero no las escuchan.....increible.anita
ResponderEliminarBonita interpretación, no es la que quería dar, pero me gusta
EliminarMe dejas alucinado Yolanda, si que guardabas cosas, que bonito es lo que escribes y que bien te expresas.
ResponderEliminarGracias! Me alegro de que te haya gustado...
EliminarA veces las palabras nos arrastran a lugares insolitos... situaciones extrañas. En fin, remover los sentidos es el fin y tu lo logras con creces.
ResponderEliminarUn placer visitarte.
Besos almendrados ;)